Anécdotas de la Escuela
Voy a narrarles una anécdota que también puede ser el caso suyo, amables lectores y lectoras.
Cierto día frío de esta hermosa Bogotá, estando en la cafetería de la institución educativa, llegó una señora furibunda, irrumpiendo con su voz. Era una madre de familia. ¿La razón de su rabia? Venía a ver quién era el profesor que le ponía a escribir cuentos y poemas a su hija. Estaba preocupada porque" la niña sólo hace cuentos y poemas y va perdiendo matemáticas, inglés, sociales...".
Unos compañeros la miraron con cara de satisfacción. Sí, satisfacción porque esa es la vida de la Escuela. Jóvenes que son felices haciendo bien lo que les gusta hacer.
Alguien le hizo el guiño a la energúmena dama: yo era a quien ella buscaba. Pero, antes de que la señora dijera algo, yo le pedí al grupo su punto de vista sobre las preocupaciones de la mamá de mi escritora." Si le gusta éso, déjela , señora", fue la solución de mis compañeros. Ella contestó: "Pues, ¡yo le rompí esos cuentos y esos poemas !". Se me olvidaba decirles que la cándida mujer, de aproximadamente 14 años, estaba detrás del profesor afectado. Y dijo en tono alegre, desafiante y valiente," Tranquilo, profe: ya estoy escribiendo otros cuentos y poemas". Yo no sabía quién estaba ganando el pleito. Lo cierto es que surgió una de las tantas anécdotas que suceden en la Escuela. Es más: yo no era su profesor ese año; era un cómplice de jóvenes enamorados de la literatura.
Total: a la señora se le explicó a cinco voces lo que es aprender a hacer lo que a uno le gusta, le apasiona. Yo me pregunto, ¿a qué qué va el niño a la escuela? ¡ A ser feliz! A que la educación cumpla su papel emancipador. Y así fue como la niña mucho tiempo después sí fue mi estudiante de aula y me compartió todo su gusto por la escritura. Un día le dije, " ¿Qué haces?", y me contestó, "Aquí escribiéndole un poema a la lluvia".
No la he vuelto a ver. Espero algún día encontrarla con la cara de felicidad junto a su mamita, encantada, componiéndole versos y metáforas al amor, a la vida, a las aves, a la soledad...
Cierto día frío de esta hermosa Bogotá, estando en la cafetería de la institución educativa, llegó una señora furibunda, irrumpiendo con su voz. Era una madre de familia. ¿La razón de su rabia? Venía a ver quién era el profesor que le ponía a escribir cuentos y poemas a su hija. Estaba preocupada porque" la niña sólo hace cuentos y poemas y va perdiendo matemáticas, inglés, sociales...".
Unos compañeros la miraron con cara de satisfacción. Sí, satisfacción porque esa es la vida de la Escuela. Jóvenes que son felices haciendo bien lo que les gusta hacer.
Alguien le hizo el guiño a la energúmena dama: yo era a quien ella buscaba. Pero, antes de que la señora dijera algo, yo le pedí al grupo su punto de vista sobre las preocupaciones de la mamá de mi escritora." Si le gusta éso, déjela , señora", fue la solución de mis compañeros. Ella contestó: "Pues, ¡yo le rompí esos cuentos y esos poemas !". Se me olvidaba decirles que la cándida mujer, de aproximadamente 14 años, estaba detrás del profesor afectado. Y dijo en tono alegre, desafiante y valiente," Tranquilo, profe: ya estoy escribiendo otros cuentos y poemas". Yo no sabía quién estaba ganando el pleito. Lo cierto es que surgió una de las tantas anécdotas que suceden en la Escuela. Es más: yo no era su profesor ese año; era un cómplice de jóvenes enamorados de la literatura.
Total: a la señora se le explicó a cinco voces lo que es aprender a hacer lo que a uno le gusta, le apasiona. Yo me pregunto, ¿a qué qué va el niño a la escuela? ¡ A ser feliz! A que la educación cumpla su papel emancipador. Y así fue como la niña mucho tiempo después sí fue mi estudiante de aula y me compartió todo su gusto por la escritura. Un día le dije, " ¿Qué haces?", y me contestó, "Aquí escribiéndole un poema a la lluvia".
No la he vuelto a ver. Espero algún día encontrarla con la cara de felicidad junto a su mamita, encantada, componiéndole versos y metáforas al amor, a la vida, a las aves, a la soledad...
posted by Armando Montealegre @ 5:29 p.m.
6 Comments:
At 6:57 a.m.,
Anónimo said…
Hola, Mando...otro abrazo.
Sé de que hablas cuando escribes estos textos. Esa realidad la he tocado con mi alma.
Miguel.
At 8:41 p.m.,
Anónimo said…
Que agradable encontrar un sitio como este. Leer lo que un colega piensa y escribe sobre nuestra labor no deja de ser gratificante. Ojala muchos mas pensaramos y actuaramos como usted profe, para hacer de la escuela un lugar donde ser feliz sea la principal tarea.
At 9:38 a.m.,
Anónimo said…
Yo soy Laura Flórez, exalumna (2005) del colegio Sans Façon. Recibí clases con Amparito, y no tuve -lamentablemente- la oportunidad de recibirlas con ud... Sin embargo, esta estudiante (hoy proyecto de antropóloga de la Universidad Nacional), tuvo -tiene- en sus manos, el grato recuerdo y la útil herramienta que dos maestros de vida -Amparito y ud- dejaron en mas de uno, a través de las reseñas, los ensayos, "El expreso alegre...", expolibro, en fin, pero mas que eso a través del majestuoso vuelo de la lectura y la escritura, y cuando esta se remonta sobre raíces y alas…
El siguiente, es un prologo que escribí para un par de compañeras en expolibro 2005. Hoy lo leí nuevamente justo después de leer sus cuentos… y pensé en uds. Me permito regalarles tales palabras, que un día abrieron la puerta de otros mundos (posiblemente a mis mundos), y eventualmente, las devolverán (no a mi, al mundo), junto a un par de versos, o junto a nuevo filoso que decidio cortar sus pies para no pisar su barba. Aquí esta:
Tuve un sueño... soñé con indiferencia y dolor, y un confuso ruido que termino en el vacío y en un silencio eterno, que permaneció en el todo. Soñé risas, soñé amores y soñé con una calma que se hizo abrumadora, y pareció entonces muerte... Soñé la libertad del viento, la profundidad y hermosura del fuego y el conocimiento eterno de quinto elemento.
Una obra donde la ambivalencia que implica sentir y pensar simultáneamente, se refleja en cada texto, y la razón de la experiencia, el concepto incierto de verdad, el impulso de actuar cuando se siente de corazón y lo que implica de por si vivir, son motivos que significan la inspiración innata del autor, que plasma con su pluma, parte de un diario en el pergamino de la vida. Una historia que se escribe día tras día.
Un libro que habla por si mismo, escrito por un ser de otro mundo, un maestro que no se limita a palabras, y que a través de cada letra, y cada verso nos enseña la totalidad utópica del mundo, que “no hacen falta alas” para volar sobre la imaginación cuando se busca describir una realidad en crisis abofeteada por el tiempo; que el estudio y la observación de si mismo, y la lucha y el esfuerzo nos hacen imprescindibles; y que de una u otra forma –como diría mi amigo Silvio- somos víctimas de las causas que nos van cercando y del azar que parece invencible.
Mas que un comentario parece una carta!, pero antes de terminar no podia de dejar de decirles... "GRACIAS"
At 9:42 a.m.,
Anónimo said…
Yo soy Laura Flórez, exalumna (2005) del colegio Sans Façon. Recibí clases con Amparito, y no tuve -lamentablemente- la oportunidad de recibirlas con ud... Sin embargo, esta estudiante (hoy proyecto de antropóloga de la Universidad Nacional), tuvo -tiene- en sus manos, el grato recuerdo y la útil herramienta que dos maestros de vida -Amparito y ud- dejaron en mas de uno, a través de las reseñas, los ensayos, "El expreso alegre...", expolibro, en fin, pero mas que eso a través del majestuoso vuelo de la lectura y la escritura, y cuando esta se remonta sobre raíces y alas…
El siguiente, es un prologo que escribí para un par de compañeras en expolibro 2005. Hoy lo leí nuevamente justo después de leer sus cuentos… y pensé en uds. Me permito regalarles tales palabras, que un día abrieron la puerta de otros mundos (posiblemente a mis mundos), y eventualmente, las devolverán (no a mi, al mundo), junto a un par de versos, o junto a nuevo filoso que decidio cortar sus pies para no pisar su barba. Aquí esta:
Tuve un sueño... soñé con indiferencia y dolor, y un confuso ruido que termino en el vacío y en un silencio eterno, que permaneció en el todo. Soñé risas, soñé amores y soñé con una calma que se hizo abrumadora, y pareció entonces muerte... Soñé la libertad del viento, la profundidad y hermosura del fuego y el conocimiento eterno de quinto elemento.
Una obra donde la ambivalencia que implica sentir y pensar simultáneamente, se refleja en cada texto, y la razón de la experiencia, el concepto incierto de verdad, el impulso de actuar cuando se siente de corazón y lo que implica de por si vivir, son motivos que significan la inspiración innata del autor, que plasma con su pluma, parte de un diario en el pergamino de la vida. Una historia que se escribe día tras día.
Un libro que habla por si mismo, escrito por un ser de otro mundo, un maestro que no se limita a palabras, y que a través de cada letra, y cada verso nos enseña la totalidad utópica del mundo, que “no hacen falta alas” para volar sobre la imaginación cuando se busca describir una realidad en crisis abofeteada por el tiempo; que el estudio y la observación de si mismo, y la lucha y el esfuerzo nos hacen imprescindibles; y que de una u otra forma –como diría mi amigo Silvio- somos víctimas de las causas que nos van cercando y del azar que parece invencible.
Mas que un comentario parece una carta!, pero antes de terminar no podia de dejar de decirles... "GRACIAS"
At 3:39 p.m.,
Anónimo said…
Anecdotas asi nos hace ver un punto de vista diferente de cada quien con esto podemos tomar conciencia lo q estamos haciendo con los lectores y los escritores del mañana.
Gina Tapiero
At 3:45 p.m.,
Anónimo said…
Anecdotas asi nos hace ver un punto de vista diferente de cada quien con esto podemos tomar conciencia de lo que estamos haciendo con los lectores y los escritores del mañana.
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