LO QUE ESCRIBEN LOS NIÑOS
Cuenta Gabriel García Márquez que alguna vez, cuando fue jurado de un concurso de literatura infantil, al leer los textos no todos los concursantes tenían el aliento poético, no por culpa de los mismos niños sino por la mano perturbadora de los adultos, de los padres de familia, de los maestros y escritores. ¿La razón? Los adultos creen que lo que es literatura para ellos lo es también para los niños, y en consecuencia, debe escribirse con ese mismo toque, desconociendo la magia de los niños, como hablan los niños.
Ése es un error que se comete a diario, especialmente en la escuela. Y lo peor aún, a veces no se les cree o se les ignora sobre lo que escriben, máxime en estas épocas en que los niños tragan menos entero ( es decir, nuncca han tragado entero ) con las historias de hadas, de ángeles y otras divinidades que fueron el vigor de la llamada literatura infantil. Hoy ellos escriben sobre otras cosas, otros mundos más cercanos a su diario vivir. Dice Gabo que incluso, sus hijos cuando estaban pequeños, les contestaron después de leer el el borrador de unos de sus cuentos, "Tú crees que los niñós somos pendejos". Y éso es lo que en realidad a veces se cree de los niños cuando escriben.
La invitación es para que cuando se provoque al niño para que escriba, hay que dejar que lo haga sin la mjirada del adulto. Que él o ella sea quien invente, sueñe, imagine, que no le tenga miedo al papel en blanco, al lenguaje - Carlos Fuentes dice que inventar un lenguaje es decir lo que la Historia ha callado - y ni mucho menos a la ortografía. A propósito, para concluir, cierto día les dije a los niños que escribieran un cuento y que yo les proponía un título, que ellos desde luego, podían crear otro, y les sugerí, El día en que el terremoto tumbó la escuela ( por esos días todos habíamos visto por la televisión desastres naturales en distintas partes del mundo, incluida Colombia). Uno de los niños, al finalizar su escrito me dijo, " Ya, ya tengo el mío". Y continuó todo emocionado: " Profe, yo me salvé el día de la tragedia ". ¿Por qué?, le pregunté delante de todos. " Porque ese día yo no fui a estudiar". Y leyó su cuento con la autoridad de un niño de sexto grado.
Ése es un error que se comete a diario, especialmente en la escuela. Y lo peor aún, a veces no se les cree o se les ignora sobre lo que escriben, máxime en estas épocas en que los niños tragan menos entero ( es decir, nuncca han tragado entero ) con las historias de hadas, de ángeles y otras divinidades que fueron el vigor de la llamada literatura infantil. Hoy ellos escriben sobre otras cosas, otros mundos más cercanos a su diario vivir. Dice Gabo que incluso, sus hijos cuando estaban pequeños, les contestaron después de leer el el borrador de unos de sus cuentos, "Tú crees que los niñós somos pendejos". Y éso es lo que en realidad a veces se cree de los niños cuando escriben.
La invitación es para que cuando se provoque al niño para que escriba, hay que dejar que lo haga sin la mjirada del adulto. Que él o ella sea quien invente, sueñe, imagine, que no le tenga miedo al papel en blanco, al lenguaje - Carlos Fuentes dice que inventar un lenguaje es decir lo que la Historia ha callado - y ni mucho menos a la ortografía. A propósito, para concluir, cierto día les dije a los niños que escribieran un cuento y que yo les proponía un título, que ellos desde luego, podían crear otro, y les sugerí, El día en que el terremoto tumbó la escuela ( por esos días todos habíamos visto por la televisión desastres naturales en distintas partes del mundo, incluida Colombia). Uno de los niños, al finalizar su escrito me dijo, " Ya, ya tengo el mío". Y continuó todo emocionado: " Profe, yo me salvé el día de la tragedia ". ¿Por qué?, le pregunté delante de todos. " Porque ese día yo no fui a estudiar". Y leyó su cuento con la autoridad de un niño de sexto grado.
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