Diario del Profe

Pedagogía y literatura

martes, diciembre 26, 2006

DISQUISICIONES 3

Uno

Mi amigo, al ver que no podía llegar al corazón de ella, les dijo a los músicos que entonaran la canción que había ecuchado en las voces de Los Visconti, "Déjame con mis harapos/ Son más nobles que tu frac", y se marchó con la huella de las nocturnales guitarras.

Dos

No soporto saber que después de aquella mañana cuando "amanecí otra vez/ entre tus brazos", no desperté llorando de alegría sino de celos, pues ya te habías marchado para siempre.

Tres

Vicente Fernández tiene toda la razón, "Yo me rindo ante el ser/que se llama mujer" porque más que bendecirla es decirte que sin ti mi vida no tendría las huellas que me marcaron para siempre.

Cuatro

La marcha fúnebre por las mujeres de la guerra irrumpía al compás de la voz eterna de Julio Jaramillo, " Mi madre es un poema/ de blanca cabellera", y se perdía entre los rascacielos y las avenidas rumbo a la Plaza Mayor.

Cinco

En medio de la manifestación, se escuchó la voz de Agustín Magaldi, " Un viejito lentamente/se quitó el sombrero negro", lo que enfureció a los visionarios caminantes.

Seis

Traté de consolar a mi amigo y no darle la razón a esa canción "Payaso, soy un triste payaso/que oculto mi fracaso /con risas y alegrías", y no me faltaron fuerzas para hacerle cambiar la decisión fatal que se le había metido en su cabeza.

Siete

Cuando María Luisa Landín salió en el digital de aquella rockola, nos enmudecimos por respeto a ella y a nosotros mismos, " Vive dichoso/quizás otros besos/te den la fortuna/que yo no te di", pues era la verdad: ella lo decía todo en aquel momento de la triste despedida.