¿EN QUÉ MOMENTO SE JODIÓ LA EDUCACIÓN? ¡SOS POR LA ESCUELA!
EN
QUÉ MOMENTO SE JODIÓ LA EDUCACIÓN? ¡SOS
POR LA ESCUELA!
Por: Armando Montealegre A.
La
violencia ha ingresado a las aulas. Lamentablemente el papel de la escuela ha
sufrido golpes gigantescos pasando de su esencia, la tarea de educar, la emancipación del ser humano, a ser un
escenario de agresión, conflicto, violencia y violación de los derechos humanos,
quizás como un reflejo del acontecer nacional y mundial. Con ello, la calidad educativa,
concebida desde múltiples dimensiones, se ha afectado de manera considerable.
Así,
a diario se repiten escenas en las que niños maltratados en casa se vuelven
maltratadores; niños resentidos en variadas facetas revierten ese resentimiento
mezclado con odio, cizaña y sevicia
contra el otro. Hoy, un estudiante, delante del docente desahoga su ira, su
agresión, lo que Boris Cyrulnik llama el
temperamento mal estructurado, contra quien esté a su lado. No importan las
consecuencias. Y si esto lo acompaña con la mentira canalla con tal de salvar
el pellejo sosteniéndose en la falacia ante cualquier autoridad, incluso ante
las mismas cámaras de seguridad, más
débil es el esfuerzo de la escuela ante tanta maldad.
Docentes
amenazados, chantajeados, no sólo de manera personal, con improperios del
calibre más bajo tanto por el educando como por el padre de familia, también es
común verlo a diario en las redes sociales, un recurso valioso del millonario
Zukemberg que de manera desafortunada ha sido negativamente empleado por gran parte de la juventud de hoy. Un encuentro deportivo,
la disputa por un noviazgo, las tendencias sexuales, el alcohol, la xenofobia,
el color de una camiseta deportiva, el lenguaje soez, el vicio del dinero
fácil, el mundo de las drogas como medio de expresión de poder de grupos
violentos, el irrespeto con los propios padres
a quienes el estudiante delante de quien sea agrede dando señas de que
el concepto de familia en esta sociedad está por el suelo, padres agredidos que
se vuelven agresores ( “ hay familias
donde se sufre más que en los campos de exterminio”, dice Cyrulnik en su
libro Los patitos feos); lo que muestran los medios de
comunicación – no esperemos que los medios ni los artistas eduquen: ellos
venden -, todo esto llega a la escuela y se convierte en protagonista nefasto
para la educación. La búsqueda de metas, sueños no se alcanzan porque no existe
el primer impulso: ir a la escuela a aprender a aprender, aprender a convivir, a prender a hacer, y aprender a ser.
Eso
es una parte de lo que se experimenta en
las aulas, además de que el año se quiere pasar haciendo cualquier cosa. ¿Qué
se puede aprender así? ¿Apología a la mediocridad, al delito? Los protagonistas
de la escuela ven a menudo lo que sucede afuera: irrespeto a la autoridad, daño de los
bienes públicos, corrupción que no se castiga, hampones que negocian sus
condenas, agresiones verbales entre miembros del establecimiento, borrachos que
matan sin piedad, fanatismos terroristas… Lo último: los acusados de delito se
van del país tranquilos.
Es claro: no es lo mismo información que conocimiento;
lo primero es inerte, es acumulable y se encuentra en la red, en todas partes,
pero el conocimiento es algo humano, conduce a la acción, sólo puede crecer
lentamente, dice José Antonio Millán. Y eso es lo que no avanza: lo que se hace
con el saber. Luego, el tiempo en el aula el maestro lo gasta atajando problemas
convivenciales, de maltrato entre los jóvenes, mirando siempre a la defensiva a
qué hora o en qué momento se presenta una agresión que puede nacer con el
juego, con el accidente fortuito, con la mirada provocadora y terminar con la
violencia o la muerte. Fernando Savater habla del aprender de los otros
hombres, de ser enseñado por ellos. Vale preguntarnos, ¿cómo exigir calidad
educativa? ¿Qué se puede enseñar y qué se puede aprender y de quién se puede
aprender si no se quiere aprender? Ante la avalancha de conflictos que subyacen
por la exclusión, la inequidad, la inversión de valores, el Estado se inventa leyes que cada vez hacen más
indefensa la educación y más impune el delito.
No
nos digamos mentiras: a pesar de los loables e incansables esfuerzos de los
maestros y maestras por sostener, con dedicación y ahínco la formación de una
juventud sin control y acompañamiento familiar y de la sociedad, de la ineficacia de políticas educativas y
pedagógicas de Estado ( Día E puede ser un comienzo, pero no como lo plantea de
manera mentirosa la señora ministra, obedeciendo órdenes de la OCDE e
incumpliendo acuerdos con el magisterio ), pero con el empeño comprometido por mejorar
la cultura de un país, la escuela
sigue siendo la víctima, la receptora de los males de una sociedad indiferente, y si no fuera por la educación
las cosas estarían peor, sabiendo, en palabras de Nelson Mandela que “ la educación es el arma más poderosa que se
puede usar para cambiar el mundo”.
Ejecutemos acciones de denuncia pública ante
el mundo - cacerolazos contra la
violencia en la escuela -, de resiliencia, para exigir calidad educativa con
participación, vinculación ejemplarizante del Estado donde el gobierno
municipal, departamental, nacional hablen el lenguaje de la armonía, la
cordialidad, la tolerancia, la conciliación y reconciliación, la sana
convivencia, el cumplimiento de acuerdos con la profesionalización docente para así lograr la calidad educativa no de
números ni de calificaciones sino del respeto por la vida y la dignidad humana.
Que los países del mundo se tomen las calles por la defensa de la educación
ante tantos hechos atroces y enlutecedores,
especialmente en nuestro país, donde el reflejo
de lo negativo es lo que ha llegado a las aulas. Calidad
educativa es comprometernos todos.
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