TRES CUENTOS CORTOS
1. MATEO EL ASTUTO
Mateo amaneció triste y amargado. Cornelio, el de al lado se acostó con su mujer sin que el cónyuge Mateo hubiera autorizado esa eterna costumbre de Mateita. Pero el problema, lo que más embraveció a Mateo fue que su negra se hubiera bajado los pantalones así porque sí, y precisamente en la cama donde él se había atrevido a demostrale a una lujuriosa mujer blanca que el poder del macho se hizo para gobernar, y que si esta andariega mujer quería conocer el valor de un negro, valor que no se lo había dado su marido, a Mateo sólo le sobraban ganas para enseñarle al mundo cuánto vale un hombre bravo.
Pobre Mateo, hasta hoy se dio cuenta de que su mujer también tuvo tiempo para rescatar el poder de su raza.
2. SUPERVIVENCIA
Nadie creía que habían durado sepultados cuatro días, con una pared a sus espaldas, después del ataque del enemigo; por eso tuvieron que convencer a los camarógrafos y reporteros de que, por haber bebido solidariamente la micción, evitaron la mortal deshidritación.
3. PAZ
Dicen que cuando llegaron los agonizantes combatientes, los campesinos los esperaron alborozados porque ra la primera vez que alguien regresaba con vida después de enfrentarse cuerpo a cuerpo, entre hermanos, en la falda de aquella mortal cordillera.
Lo que no dicen es que el jolgorio duró poco, como consecuencia de la caída intempestiva de bombas y morteros, en una confusión nefasta a la que el Gobierno se refirió con mensajes radiotelevisivos lamentando los sucesos ante una población iracunda que hoy, diariamente, incrédula, exige castigo para quien violó la paz deseada y pactada desde hacía tantos años.
Mateo amaneció triste y amargado. Cornelio, el de al lado se acostó con su mujer sin que el cónyuge Mateo hubiera autorizado esa eterna costumbre de Mateita. Pero el problema, lo que más embraveció a Mateo fue que su negra se hubiera bajado los pantalones así porque sí, y precisamente en la cama donde él se había atrevido a demostrale a una lujuriosa mujer blanca que el poder del macho se hizo para gobernar, y que si esta andariega mujer quería conocer el valor de un negro, valor que no se lo había dado su marido, a Mateo sólo le sobraban ganas para enseñarle al mundo cuánto vale un hombre bravo.
Pobre Mateo, hasta hoy se dio cuenta de que su mujer también tuvo tiempo para rescatar el poder de su raza.
2. SUPERVIVENCIA
Nadie creía que habían durado sepultados cuatro días, con una pared a sus espaldas, después del ataque del enemigo; por eso tuvieron que convencer a los camarógrafos y reporteros de que, por haber bebido solidariamente la micción, evitaron la mortal deshidritación.
3. PAZ
Dicen que cuando llegaron los agonizantes combatientes, los campesinos los esperaron alborozados porque ra la primera vez que alguien regresaba con vida después de enfrentarse cuerpo a cuerpo, entre hermanos, en la falda de aquella mortal cordillera.
Lo que no dicen es que el jolgorio duró poco, como consecuencia de la caída intempestiva de bombas y morteros, en una confusión nefasta a la que el Gobierno se refirió con mensajes radiotelevisivos lamentando los sucesos ante una población iracunda que hoy, diariamente, incrédula, exige castigo para quien violó la paz deseada y pactada desde hacía tantos años.
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