Diario del Profe

Pedagogía y literatura

viernes, julio 07, 2006

Minicuentos tres

Por siempre

Mañana el Cielo estará de fiesta: Celia Cruz,la queridísima Guarachera de América, decidió inundarlo de alegría, ¡azúcarrrrr! Fue el reencuentro del año con Ismael, Frankie, El Cantante, Daniel, Tito, Buena Vista Social Club, en el concierto de bienvenida y homenaje autorizado por los Dioses Mayores, pues las deidades habían esperado la llegada de Celia para siempre, y como eso sucedió, entonces mañana no me vestiré de luto sino de colores caribeños porque de esta manera sé que las estrellas tienen las puertas abiertas en la la Tierra como en el Cielo.

Damas

Esa madrugada cuando se armó el alboroto en la ONU, nadie pensaba que el problema nuclear -petrolífero se solucionaría al amanecer del día siguiente con la interpelación del Secretario Asistente del Secretario General quien anunció la llegada, el saludo y las propuestas de tres eximias damas quienes querían ponerles fin a los acalorados desacuerdos:Cleopatra asintía todo lo que dijeran los gringos; Mesalina estaba del lado de Europa y Lucrecia Borgia, por momentos apoyaba a los asiáticos, se pasaba a un bando, luego a otro hasta que ella misma tomó la vocería para leer lo que había decidido el Tercer Mundo en un artículo único: las mal llamadas potencias pueden quedarse con las tres damas.

Al terminar el primer segundo de aplausos, el recinto quedó completamente solo.

Los platos rotos

Cuando sonó el pitazo final la brilladora fue a dar contra el tocador y el televisor dejó la imagen interrumpida de la derrota ante los refunfuños de la exasperada mujer quien no aceptaba lo que había sucedido: perdió el mejor, así nos lo habían metido en la cabeza los medios, que éste era el mejor equipo del mundo. Bastó un silecio sideral para respirar y escuchar esa decepción femenina después de demostrarle que éso no importaba, que si acaso no tenía que ir al mercado, que el fútbol es un deporte y en un Mundial tiene que haber un ganador...

Mucho más le dijo para que su hijo, al cabo de una airada discusión, pusiera punto final: "Ya los peces chicos también se pueden comer a los grandes".