Diario del Profe

Pedagogía y literatura

domingo, marzo 22, 2009

POR CLASES CHÉVERES Y EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA UNA GENERACIÓN DEL SIGLO XXI

Nota del autor:

Este texto se escribe como un aporte a la docencia, al aprendizaje, pues día a día vemos cómo la escuela pide innovación, transformación, creatividad, pero nada de eso es posible si no se adopta una actitud positiva y de compromiso de la comunidad, particularmente, de los estudiantes. Por tal razón, el texto se narra poniéndonos en la voz de los alumnos para hacer talleres de reflexión con ellos.


Hoy yo me pregunto y en grupo nos preguntamos, ¿cómo quiero y queremos que sean las clases para aprender más y mejor para demostrarle a mi país que nuestro centro educativo tiene una educación de calidad? La otra pregunta que surge es ¿qué aporto yo y qué aportamos nosotros, los estudiantes, para contribuir a que las clases sean ricas, chéveres, bacanas en aprendizaje?


Está claro que quien primero se motiva por aprender soy yo, con esa expectativa salgo de mi casa: aportar con mi actitud de estudio, de preguntar lo que no entiendo, de ser responsable con mis actividades escolares, de gozarme el estudio y mi escenario educativo a lo bien teniendo en cuenta mis derechos y mis deberes, de reflexionar que si hoy no aprendo mañana puede ser tarde, que el mundo cada día es más complicado pero que con deseo de triunfo, de no quedarme entre los del montón, uno puede colaborar para que las clases sean más chéveres, agradables, exitosas.

Hoy en día, con la alta tecnología, uno puede profundizar los temas con los medios de comunicación; la televisión es muy útil si la sabemos aprovechar; la Internet es una herramienta para obtener información ágil, instantánea, y allí hay muchos enlaces que me pueden ayudar a resolver preguntas, dudas, siempre y cuando yo tenga esa actitud de respeto por la información, de no engañarme copiando y diciendo que eso es mío; no , lo que yo tengo que hacer con esa información es seleccionarla, transformarla, hacer mapas conceptuales, cuadros sinópticos, analizar esos videos y elaborar mis propios conceptos o apreciaciones.

Ahora, en radio, en la prensa escrita hay un exceso de información que también, desde todo punto de vista, ayuda a enriquecer los aprendizajes, el conocimiento, además de las bibliotecas, los libros. La misma ciudad día a día es una fuente de enseñanza y de aprendizaje. Mirar e interpretar la ciudad, conocer el entorno, apreciar los lugares, la cultura del barrio, son formas de aprender.

En otra palabras, las clases son chéveres cuando entre todos ( el profe o la profe, nosotros como estudiantes y nuestros padres de familia) comprendemos por qué y para qué vemos determinado tema, y es cuando decimos, hagámoslo de esta manera, expliquémoslo así, aprendámoslo de esta forma. En ese momento es cuando el profe o la profe, como animadores, como guías, como orientadores, y nosotros, los estudiantes, como el centro del aprendizaje, como los que también nos gozamos la educación a lo bien, como los que les estamos respondiendo al esfuerzo de nuestros padres y maestros, nos ponemos en la tarea de hacer las guías, cuidar los recursos que tiene la institución educativa y aprender, aprender y aprender para la vida más que para una evaluación, para un examen. Así demuestro mis competencias.

En fin, las clases son chéveres si yo, como estudiante, participo, si soy protagonista de lo que aprendo, si con mis principios y valores con el profe o la profe somos ingeniosos, creativos, nos comunicamos, nos asombramos. Hay instituciones que no tienen los recursos que nosotros tenemos, y los niños aprenden porque les gusta aprender, y como quieren aprender, son ingeniosos, creativos, pilos. Es claro que lo que se entiende se aprende, y lo que se aprende se siente. Yo, como joven del siglo XXI, quiero sentir lo que aprendo, lo que me enseñan. Ese es mi compromiso. Y lo vamos a cumplir. Yo doy, tú das, nosotros damos para que las clases sean chéveres y la educación sea de calidad.