Diario del Profe

Pedagogía y literatura

miércoles, julio 15, 2009

SOBRE EL CONOCIMIENTO VISTO DESDE LA DOCENCIA

Por: Armando Montealegre Aguilar

armando.montealegre@gmail.com



La universidad es el escenario por excelencia para la construcción y el desarrollo del conocimiento. Es allí, desde los diferentes espacios académicos y por supuesto, desde la docencia, donde el hombre se prepara para poner en práctica aquello que va a entrar en contacto con la realidad, con la sociedad, con la naturaleza mediante la experiencia, el rigor científico y metodológico. De esta manera, con base en esa práctica se puede precisar si ese conocimiento es verdadero o falso.

Ahora bien, teniendo en cuenta que “Los currículos por competencias no se establecen realizando cambios en asignaturas y contenidos sino particularmente en el tipo de relaciones que los alumnos logren con el conocimiento” (Reyes, 2004, p.34), se hace necesario llegar a un mayor nivel de comprensión de este concepto para tener más juicios con el fin de poder respondernos la pregunta, ¿qué conocimientos requiere un estudiante para dar cuenta de determinada competencia?

En ese orden de ideas, Eyssautier de la Mora (2006), define el conocimiento “Como todo aquello que capta la mente humana de los fenómenos que la circundan” (p.62). Es decir, para que se dé ese reflejo entran en juego la naturaleza, el cerebro, los conceptos, leyes o categorías. Hessen (1998), va más allá y lo considera como ese proceso de relación entre el sujeto y el objeto en el que “La función del sujeto consiste en aprehender el objeto, la del objeto en ser aprehensible y aprehendido por el sujeto” (p.26). Relacionando lo anterior, Sabino (citado en Méndez, 2001) , plantea cómo el hombre de manera permanente vive en ese desarrollo de la actividad de conocer, y es precisamente porque el ser humano mantiene esa preocupación por el mundo que le rodea, sus leyes, su sentido.

Lo anterior permite, entonces, tener claro que el conocimiento no es estático, se transforma, que está en constante dinamismo. Por eso se puede afirmar que lo que hoy es innovación mañana es obsolescencia. Luego, hablamos de la era del conocimiento. Esto nos orienta un poco para buscarle respuestas a la pregunta formulada anteriormente pensando en una educación y un profesional del siglo XXI.

En consecuencia, hay que tener claro que los contenidos, los temas no son conocimientos por sí solos. Es un listado de temas que si se miran así, solos, formarían un currículo contenidista y no en competencias, donde lo primordial sería el qué enseñar desligándolo un poco del qué, cómo y para qué aprender. Por lo tanto, la competencia requiere como conocimiento, aquella interacción entre un sujeto y un objeto, en la que “El hombre como un sistema viviente, real, activo se acomoda a las peculiaridades de un mundo externo y real, en donde a veces no sabemos cómo se aprenden ciertas cosas, ciertas habilidades” (Cajiao, 1997, p.180).Así, se llega al saber como “Conocimiento profundo de alguna materia, ciencia” (Diccionario de la Lengua Española, p.1822), lo que demuestra que es en el hacer, en el trabajo, en la experiencia, en donde se da fe de él, bien sea como un saber particular (cuando se refiere a algo específico, por ejemplo, la medicina, la economía), o bien sea un saber universal (cuando trata sobre un conocimiento cierto de una realidad total, como por ejemplo qué es el bien y qué es el mal; en este saber convergen lo popular – dicho y refranes - , lo filosófico – los interrogantes que el hombre se hace sobre el origen de las cosas - ).

En resumidas cuentas, más que contenidos o temas, un estudiante para dar cuenta de determinada competencia debe desarrollar unos conocimientos y saberes previos puestos en contexto, que vistos desde el constructivismo, es lo que se llama el aprendizaje significativo, el cual reconoce que el alumno posee unos “conocimientos previos, un vocabulario y un marco de referencia personal, lo cual es un reflejo de su madurez intelectual” (Díaz y Hernández, 1998, p.21). El conocimiento cumple su función cuando se pone al servicio de la sociedad, y esto se logra porque “Las personas no pueden hacer nada sin saber previamente cómo hacerlo, sin tener de antemano alguna idea o estructura de la acción que va a realizar”( Flórez, 2005, p.33). De modo que docencia (enseñanza – aprendizaje), universidad y conocimiento van de la mano de manera indisoluble para que el estudiante alcance determinada competencia y así tenga la capacidad de afrontar y resolver problemas en diferentes contextos.



Referencias

1. Cajiao, Francisco (1997), “El desarrollo del lenguaje y la construcción del conocimiento”, en Revista colombiana de psicología, símbolo, pensamiento y lenguaje. Nos. 5 y 6, pp. 178 -189, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia.
2. Díaz, B. Frida y Hernández, R. Gerardo (1998), Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. Bogotá, McGraw –Hill.
3. Diccionario de la Lengua Española (1997), Real Academia Española. Vigésima primera edición. Madrid, Espasa Calpe.
4. Eyssautier de la Mora, Maurice (2006), Metodología de la investigación. Desarrollo de la inteligencia. Quinta edición. México, Thomson.
5. Flórez, O. Rafael (2005),Pedagogía del conocimiento. Segunda edición. Bogotá, McGraw – Hill.
6. Hessen, Johannes (1998), Teoría del conocimiento. Bogotá, Ediciones Universales.
7. Méndez, A. Carlos, E. (2001), Metodología, diseño y desarrollo del proceso de investigación. Tercera edición. Bogotá, McGraw –Hill.
8. Reyes, J. Milton (2004, febrero), “Evaluación del aprendizaje y competencias” en Revista Docencia Universitaria Vol. 5, pp. 29-35, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander.