Diario del Profe

Pedagogía y literatura

viernes, agosto 23, 2013



ACCIONES DE RESILIENCIA EN LA ESCUELA


Resiliencia es esa fuerza, actitud, aptitud, capacidad que tiene el ser humano para salir adelante y superar heridas, dolor, dificultades, el sufrimiento,  golpes que da la vida .Es levantarse y marcarle a la vida un nuevo rumbo al que no se tenía claro  cómo llegar, pero que estaba allí a la espera de la toma de decisiones que abrirían las puertas a un nuevo amanecer. Ejemplos hay: gente que ha superado el paso por las drogas, la pérdida de un ser querido, una frustración amorosa, traumas a causa de experiencias negativas que no tienen explicación  por qué tocó  vivirlas…pero hay que vivirlas y superarlas. Dejarlas atrás.

En el caso de la educación, y teniendo como espejo la crisis mundial de valores, la carencia de principios formadores de vida, la falta de identidad, originalidad y autoestima de los jóvenes, la permisividad de los padres de familia, es necesario acudir a acciones de resiliencia para sacar adelante a muchachos cada día más inseguros, inestables. Así, por ejemplo, en el aula se trabaja con alumnos víctimas del maltrato intrafamiliar, desesperanzados de la vida, de la familia, de los amigos, del país, de la escuela, de su proyecto de vida; estigmatizados, señalados, marginados socialmente…Son seres que de alguna forma se han sumergido en el río del fracaso ante lo cual la escuela debe generar acciones para lograr su emancipación. Ellos son el futuro de la sociedad, de la patria.




 “Cuando la familia es un lugar de sufrimiento, el trabajo de la memoria utiliza el pasado para imprimir en él su imaginario a fin de hacer soportable la realidad presente”, dice Boris Cyrulnik (2013, p.31). Más adelante complementa, “No es suficiente dar a luz un niño, además hay que traerlo al mundo”. Y esta es una dura batalla que se debe dar en la escuela: padres que maltratan, hijos maltratadores, y crece la espiral y la crisis y descomposición familiar tiende a ser más fuerte ante las estrategias educativas.

Lo primero por hacer es “El mero hecho de constatar que es posible salirse nos invita a abordar el problema con otra perspectiva”, afirma Cyrulnik en su libro Los patitos feos. Es decir, escuela, padre de familia y estudiante vale que interioricen una pregunta para el acompañamiento: ¿Y por qué yo no? En otras palabras, si los otros triunfan, salen adelante, ¿por qué yo no?  Si los otros son buenos, muy buenos académicamente e ingresan a una universidad ¿por qué yo no? Si aquél es el mejor del colegio, del curso, ¿por qué yo no? Esta pregunta como prolegómenos de acciones de resiliencia invita a la persona a autorreconocerse como alguien que tiene una misión en esta vida para hacer algo bueno, positivo, que deje huella.

Además, si alguien le habla al estudiante de otra manera, con otros tonos, otras intenciones comunicativas matizadas por el afecto, ello permitirá descubrir algo nuevo en la persona afectada, y así se contribuye como escuela al autorreconocimiento de la persona como ser social, histórico, cultural. Es indudable que son muchos los que han quedado allá, en el fracaso, y es porque han cerrado todas las llaves, especialmente, la toma de decisiones, la voluntad, como también son cuantiosos los que se han ayudado y han sido ayudados para encontrar ese camino.

En síntesis, ante el movimiento de descomposición social que se ha tomado las aulas, la escuela debe, antes de contratar abogados para que les elaboren los Manuales de Convivencia, hay que formar en las acciones de resiliencia para contribuir al rescate de jóvenes que se pierden y se desesperanzan tan temprano por un obstáculo de la vida, y tiran la toalla sin alcanzar a labrar su propio destino, su proyecto de vida. Por ahora, los dejo con Los patitos feos y se darán cuenta de algo: valiosos aquellos  docentes, unos vilipendiados, otros alabados,  que han aplicados acciones de resiliencia ante el escepticismo de otros.