Diario del Profe

Pedagogía y literatura

jueves, octubre 03, 2013

HABLEMOS DE ORTOGRAFÍA




María Teresa Serafini dice, “En todas las edades y en todos los tipos de escuelas, con frecuencia los estudiantes son evaluados en función de la calidad de sus escritos”. Contundente. Nadie se gradúa de carreta: tiene que escribir. Si los jóvenes hoy escriben MSN y se comunican así, o sea, atropellando la gramática española, en su vida universitaria o laboral no presentarán ensayos, tesis, proyectos, investigaciones a punta de monosílabos, y escribiendo de cualquier manera. El ejercicio de escritura tiene tres momentos concretos hoy: se escribe como se habla, lo que se cree que se escucha y se escribe con rigor. En los tres casos, de algún modo, se logra o se puede lograr la comunicación, pero la calidad de un escrito es otra cosa.


El primer momento corresponde al lenguaje de las jergas, dichos, expresiones populares, y es cuando más se acude a los mensajes de texto. Por eso, creo yo, muy respetuosamente, no nos preocupemos con dolor y tristeza por la ortografía en este momento, en este apartado, pues, por tanto que se insista, esta generación de jóvenes (nativos digitales), no son dados a aplicar reglas sistemáticas y menos de la lengua en esos MSN. Tal cosa sí hacen los inmigrantes digitales y lo hacen porque otrora se tuvo que aprender para toda la vida, desde temprano, el buen uso del idioma. Es la razón por la cual se tiene ortografía en esta generación. Y la buena redacción, aunque  tal vez antes se escribía menos que ahora, es muy valorada en todos los contextos, sin desconocer, que no todo es perfecto, por lo tanto, aún hay deficiencias ortográficas, pero es obvio, menos que hoy con la generación actual. (Claudia Amengual, en su libro Desde las cenizas, narra cómo dos personajes se enamoran por el chat: Preciosa, hace un mes que sueño con una cara imaginada. Cuando voy a conocerte? Noten que no se abre interrogación ni se tilda  el cuando pero se infiere que  no  escriben adolescentes.


El segundo caso es una consecuencia de estos tiempos de ruidos y sonidos (Susan Sontag habló de tales ruidos y sonidos) que trastocan, dispersan, tienen mal educado el oído. Es una toma de apuntes que sólo la entiende su autor o autora (si es que entiende aquellos garabatos). No son toma de notas para un lector, para que el docente lea su cuaderno. No. ¡Imposible! Son apuntes para él o ella.¡ El cuaderno, la primera obra literaria del niño!, decíamos hace un tiempo. ¿Vale hoy esta afirmación?  Con dichas notas, tomadas a la ligera y a su estilo, no va a pasar en una universidad ni se va a graduar si es admitido, ni va a presentar un resumen ejecutivo. Quizás sirvan para estudiar, repasar una lección con su sello personal. Repito, no son para ser leídos por otro que no sea su autor. Entonces, no nos preocupemos por leer los cuadernos. La prueba de fuego está cuando el estudiante elabora textos académicos, literarios en el computador, en extensiones que permitan visualizar la calidad ortográfica del autor. Por ejemplo, en la primaria, escribir en hoja aparte, crea el imaginario de rigor, alguien va a leer ese texto, por consiguiente, exige que no se escriba de cualquier  manera. (A propósito una anécdota: Colombia es un país multiétnico, multicultural, esto quiere decir, las regiones tienen sus acentos, sus dichos. Una docente, de la región del pacífico les dictaba a los niños y ellos escribían como comprendían. Cuando les revisó el cuaderno, los niños dijeron, “Profe, eso fue lo que usted nos dictó”).








Y el tercer caso, es el que Cassany llama “ alfabetizado”, porque escribir en y para la universidad es redactar para el mundo y el mundo no le va a perdonar las atrocidades contra el idioma, las deficiencias ortográficas. Se escribe para ser leído por otros. Y la valoración del texto va a incidir en los resultados académicos, profesionales, como carta de presentación, como autoimagen de quien escribe. Allí, en la empresa, en las aulas universitarias, si no aprendió con suficiencia desde temprano, no tiene garantizado nada, absolutamente. La tesis de grado no admite tales barbaridades y será devuelta cuantas veces sea necesario y el tiempo pasa, y los otros sí se gradúan y usted no. Más les vale recordar a Serafini.

Por esta razón, la misión de la escuela es entregar estudiantes  no para el fracaso en el uso de la lengua. Como los tiempos exigen nuevas formas de aprender y de enseñar, y la docencia tiene que ir a la par con el ritmo del mundo, culturas y costumbres, con todo gusto expongo desde hace algún tiempo la estrategia La ortografía es puro cuento como un compartir didáctico. Se sugiere experimentarlo desde temprana edad (primaria), de manera sistemática, con control y seguimiento, de forma gradual e institucional, sin poner por delante el temor, el miedo y el castigo (hay casos en que el docente baja determinado puntaje  por cada error encontrado: si le sirve, aplíquelo, pero no creo que forme, oriente, haga tomar conciencia para que el aprendizaje se vuelva mecánico, conceptual, experimental, comprensible, vivencial, hoy, en este siglo de confrontaciones). Veamos algunas orientaciones:


1. Es una postura constructivista, aquello que le significa al estudiante, con la generación de ambientes de aprendizaje mezclado con la lúdica y la producción textual contextual.
2. Invita al uso del diccionario (algo que se debe recuperar: portar el diccionario).
3. Enriquece el léxico.
4, Se le apunta a la ortografía desde otra mirada.
5. Fomenta la creatividad, el ingenio tanto del docente como del estudiante (los chicos proponen casos específicos de ortografía: siglas, acrónimos, g-j…).Docente y estudiante deben gozar, disfrutar la actividad. Si no hay emoción, entusiasmo, goce, algo falla.
6. Es una acción, estrategia de nunca acabar, por lo menos mientras el educando sale para la universidad. La universidad le cobrará cuentas. La básica y la media dejan constancia de que se hizo mucho por el éxito ortográfico.
7. Temas para escribir cuentos ortográficos: La flaca esa de la tilde  (todas las palabras del texto deben llevar tilde), El mundo de los monosílabos, Las creídas de las etimologías, El sonido de las homófonas, Más vale por hache que por muda, El zumbido de CSZ… Otros que surjan de acuerdo con los avances del grupo, no sin antes recalcar, hay que aplicar varios ejercicios, ponerlos en discusión, mostrarlos al auditorio, leerlos en voz alta, intercambiarlos, publicarlos en el periódico escolar…





A manera de conclusión, podemos decir que a futuro, el idioma se verá más vapuleado por obvias razones, y hay que hacer algo para enfrentar esa problemática. Lo esencial, es mantener el principio: hay que aprender a escribir bien desde la cuna, siempre y cuando haya seguimiento, monitoreo, medición y análisis de resultados, formación de colectivos de docentes que intercambien experiencias y enriquezcan la discusión y las didácticas. El computador, la tabla y sus aplicaciones nos pueden ayudar a tener ortografía. La negrilla, la cursiva, los colores, el subrayado, los tipos de fuentes contribuyen a ingeniar mecanismo de aprendizaje ortográfico. Hay que empezar por algún lado y ya porque, como dicen los refranes, “Loro viejo no aprende a hablar”,  y  “Árbol que nace torcido no podrá enderezarse”. Y menos creer que se va a graduar escribiendo mal.