Diario del Profe

Pedagogía y literatura

jueves, abril 17, 2014




Gabo: In memoriam



¿CÓMO ME HICE LECTOR?


Descubrí  que era lector – o mejor, que me encantaba con los libros – cuando una señora amiga – a quien le debo ese sempiterno favor - , madre de un compañero de colegio – tendríamos 15, 16 años - ,salió del rincón de su tienda, allá en Girardot ( Colombia ), y me dijo con un libro en la mano: “Tenga, creo a usted le va a gustar” . Y me entregó con la complicidad que  hoy agradezco para siempre, Cien años de soledad.  Era la edición argentina, la original. No me fijé en el volumen sino en esa primer punto y seguido:” Mucho tiempo después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.


Mientras bajaba de aquella casa que me había dado ese alimento relajante, ojeaba y hojeaba el libro que siempre había querido leer. Algunos se han formado con los libros desde diferentes escenarios: los cuentos de hadas, Las mil y una noches, los obras de terror, aventuras, novelas históricas, epopeyas…Yo empecé con el poeta bogotano Rafael Pombo (además, fue mi primer premio que me gané en la vida siendo estudiante de primaria: le compuse un poema al amor y fui el ganador en el colegio y ese mi premio: los poemas y fábulas de Pombo, por eso, también recuerdo a mi maestra de primaria, la esposa del rector de la época). Lo cierto es que de un momento a otro, me vi sentado  en los andenes de las zapaterías, bicicleterías, en las tiendas ( a veces, como cliente, el dueño me facilitaba un asiento o banca ), leyendo l cuentos fotonovelados: Santo El Enmascarado de Plata, El llanero solitario, Supermán, Tarzán…¡Los comics! Los alquilaba, a veces los llevaba a la casa, o los devoraba ahí mismo  y recomendaba que la continuación, por favor, me la guardaran. Fue una forma inolvidable de hacer lectores.

También leía poemas de Guillermo Valencia, de Asunción Silva, es decir, conocí a Los Tres Mosqueteros mucho tiempo después, lo mismo que Las mil y una noches y Blancanieves…Pero, me daba cuenta de algo: no era mi pasión (¿se imaginan si hubiera conocido a Bruno Bettelheim en aquella época?).  Fue Cien años de soledad  el que me abrió las llaves mágicas de la lectura porque marcó una seguidilla de libros que a la fecha no he descansado de leer por pasión, gusto, ganas de vivir, de dialogar con autores, de encontrarme con la humanidad.  ¿Quién era Gabriel García Márquez para un joven como yo?  Lo que siempre recuerdo es que me lo llevé para la casa y lo leía de manera ininterrumpida en el parque, en el colegio, en donde me encontrara, de día, de noche, especialmente acostado en las bancas del parque principal de ese puerto sobre el emblemático río Magdalena.






Descubrí el encuentro con el libro más maravilloso que me despertó todo tipo de sensaciones: risa, alegría, tristeza, rabia, dolor, ansiedad, conciencia…Tanto que no me quedé con esas emociones sino que busqué las otras publicaciones del hijo del telegrafista  ( cómo me divertí con En este pueblo no hay ladrones), y seguí con lo que más pude del boom latinoamericano: La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en la catedral, Los cachorros, Neruda, Borges, Cortázar (confieso que Rayuela lo leí en la universidad),Eduardo Galeano, Asturias, Onetti, Benedetti…Algo me decía que leyéndolos a ellos le encontraba explicación al exilio de estos autores que contaron esas historias desde afuera porque su mismo país los atormentaba aunque nunca dejaron de pensar en su patria  (Gabo decía que  si estaba en Colombia siempre estaba pensando en México y que si estaba en México no dejaban de pensar en Colombia). A propósito: una señora en un Club de Lectura, alguna vez cuando me referí a García Márquez como un monstruo de las letras, me preguntó con cara molesta: “ ¿A usted le parece?”   No pude comprender cómo desconocer la inmortalidad de un Premio Nobel de Literatura. No sé qué pensará la señora hoy, cuando ha muerto y el mundo entero habla de él. Son respetables las formas de ver a los autores y sus libros.








Pero, mi punto final va a cuestionarnos: ¿usted cómo llegó a los libros?  En otras palabras: ¿cómo se hizo lector o lectora?  ¿Cree que es lector (a)?  Sé que usted lee no para presentar un examen, como lo dice el maestro Estanislao Zuleta (colombiano), sino que lee para vivir, por el vicio de leer, y no por esnobismo. ..No, creo que usted lee porque algo pasó en su vida cuando leyó un buen libro, y porque alguien – como en mi caso -, me empujó y me dio el néctar como lector. Yo hoy recuerdo a Gabo y a él doy gracias y sé que el Cielo está de fiesta con sus personajes, lo mismo que con Álvaro Mutis, Carlos Fuentes, Cortázar, Borges, Gabriela Mistral, Neruda…Creo que también vale la pena dejar esta otra inquietud, ¿hay en el camino una generación de escritores que supere a ésta para formar nuevos lectores?  No sé, mientras tanto, como tributo al hijo de Aracataca, prometí a mis amigos y familiares en el chat, que volvería a leerlo, y ya está junto a la mesa de noche, Cien años de soledad  esperándome por no sé qué tantas veces.




Nota: apreciado ( a ) docente: converse con sus estudiantes ( y en familia )  acerca de cómo llegó usted a los libros y escuche  y comparta las experiencias de los estudiantes y amigos.  ¿Se nace lector o se hace el lector ). ¿Cómo les parece la película Ladrona de libros?  Es un buen ejercicio. Algo pasa cuando se lee un libro. Y usted es modelo de lector (a ).